Qué hacer (y qué no) para mantener el contacto con la empresa tras tu práctica
Las prácticas en empresa son una manera fantástica de introducirse en el mundo laboral, ya que además de adquirir experiencia y habilidades, también te permiten conocer a mucha gente interesante. Mientras las realizas, tanto tus compañeros como tu jefatura se convertirán en tus primeros contactos que podrían serte útiles a lo largo de tu carrera profesional, e incluso darte un empujoncito a la hora de encontrar tu futuro trabajo.
¿Por qué mantener el contacto?
Aunque el objetivo principal de las prácticas en una empresa consiste en demostrar tus habilidades y adquirir una primera experiencia profesional para, en un futuro, conseguir un trabajo, estas también te permite ir construyendo, poco a poco, una red de contactos profesionales. Ahí es donde entra en escena lo que se conoce como networking o redes de contactos.
Tus compañeros, y especialmente tu jefe, son los primeros eslabones de una cadena de relaciones que constituirá tu “libreta de contactos profesionales”. Además de acompañarte en tus primeros pasos en el mundo empresarial, ellos son profesionales que, a diferencia de ti, ya están asentados en su sector de actividad y cuentan con una red bien surtida de la que podrías sacar provecho.
Elena, gestora de cuentas en una agencia de comunicación, nos cuenta su experiencia como practicante. “Cuando terminé mi práctica, mi jefa hizo uso de su propia red y me puso en contacto con directores de otras agencias. Gracias a ella, se me abrieron las puertas a grandes oportunidades y pude encontrar fácilmente mi primer trabajo”, dice Elena. De esta manera, los contactos de su tutora se convirtieron en los suyos, y ella, a su vez, pudo ayudar del mismo modo a sus propios prácticantes varios años después. Nada como cerrar el círculo.
¿Cómo preparar el terreno durante las prácticas?
Como acabamos de ver, el networking comienza durante tu primera experiencia de práctica. Pero antes de poder crear tu red de contactos, deberás demostrar que eres una persona motivada, profesional y digna de confianza. El objetivo está claro: haz que se acuerden de ti (en el buen sentido) para que puedan recomendarte más tarde.
1. Deja un buen recuerdo
La relación que mantengas con tu antiguo equipo una vez termines las prácticas se verá condicionada enormemente por tu capacidad para demostrar tu valía como practicante. Y no nos referimos únicamente a la calidad de tu trabajo, que por supuesto es esencial: tu motivación, tu compromiso y tu capacidad para trabajar en equipo son cualidades que resultarán igual de decisivas.
Carolina, que trabaja como empleada de una agencia de eventos, comenta: “Estoy acostumbrada a dirigir a varios practicantes al mismo tiempo. Es fácil darse cuenta de quiénes están realmente comprometidos y con quiénes puedo contar. Son aquellos que, en caso de necesidad, deciden quedarse trabajando conmigo hasta tarde a pesar de haberles ofrecido volver a casa. Además, este tipo de situaciones permite afianzar los vínculos entre empleados”, señala.
El testimonio de Carolina es un claro ejemplo de cuánto se valora la buena voluntad en las empresas. En pocas palabras: entrégate al máximo y compórtate como la persona que te gustaría recomendar si tú fueras el jefe.
2. Comparte tus datos de contacto
En caso de no haberlo hecho al empezar las prácticas, asegúrate de compartir con el equipo tu información de contacto antes de marcharte. Tu partida supondrá la ocasión perfecta para enviar un correo electrónico a cada uno de tus compañeros, en el que recordar una importante colaboración o un gran objetivo que hayáis alcanzado juntos o, simplemente, algunos buenos momentos que hayáis compartido. No olvides incluir tu número de teléfono, tu correo electrónico y tus cuentas en las redes sociales. En cuanto a tu jefe, la reunión de fin de estancia supondrá el momento ideal no solo para hacer un balance de tu paso por la empresa, sino también para hablarle de tus futuros proyectos. Esto te permitirá saber rápidamente si puedes contar con su ayuda en caso de necesidad.
3. Prepara una despedida
“¡Que hable!, ¡que hable!”. Aunque a veces pueden resultar embarazosas, las fiestas de despedida suelen ser la forma más sencilla de compartir un último momento amigable con tu equipo, y además son la excusa perfecta para sentar las bases de una futura relación. Es muy probable que, en plena charla informal con tu jefe y tus compañeros, estos terminen por preguntarte por tus planes de futuro. No dudes en aprovechar la ocasión para pedirles que te den una mano, y obtener así un posible contacto o información valiosa que pueda serte de utilidad.
En función de la confianza que tengas con tu jefatura o con algunos de tus compañeros, propón almorzar juntos algún día y, si las prácticas han ido bien, no dudes en preguntar con la mayor naturalidad aquello de “por cierto, si alguna vez necesito una referencia, ¿puedo llamarte?”.
Todas estas acciones constituyen la base de un networking de éxito. Ahora toca pasar al siguiente nivel: mantener las relaciones que acabas de construir.
El networking es una carrera de fondo
Has terminado tus prácticas, has compartido tus datos de contacto con tu jefe y tus compañeros y, gracias a tu fantástico trabajo como practicante, lo más probable es que hayas forjado una buena relación con ellos. Ahora tu objetivo consiste en no olvidarte de ellos y en evitar a toda costa que ellos se olviden de ti.
1. Utiliza las redes sociales para seguir en contacto
En este caso, LinkedIn es la clara ganadora. Es la red profesional por excelencia, ideal para compartir con tus contactos cualquier cambio en tu vida profesional y poder seguir de cerca las novedades de tu antiguo jefe y tus antiguos compañeros. El primer paso será cuidar tu perfil, pero además, si has visto un artículo, una campaña publicitaria o una oportunidad que podría interesarles, no dudes en compartirlos y aprovecha la oportunidad para poneros al día. Envíales un mensaje sencillo, del tipo, “oye, me he fijado que has cambiado de agencia” o “he visto que has lanzado este producto”. Cuéntales en qué estás trabajando ahora mismo o qué proyectos tienes en mente.
Utiliza Twitter para seguir en contacto con la gente de tu antigua empresa, retuiteando, etiquetando y dando “me gusta” a sus publicaciones. De esta forma demuestras que sigues interesándote por ellos. Pero cuidado con el spam: no hay necesidad de interactuar con ellos con tanta asiduidad que acaben tachándote de insistente.
Dependiendo de lo estrecha que sea tu amistad con tu jefatura y los miembros de tu equipo, también puedes mantener el contacto mediante redes sociales como Instagram y Facebook, que son mucho más “amigables” e informales que LinkedIn y Twitter. De hecho, las interacciones de carácter más personal, como las felicitaciones de cumpleaños, también suponen una buena oportunidad para mantener viva tu red profesional de contactos.
2. Envía un correo electrónico de vez en cuando
También puedes decantarte por escribir cada cierto tiempo a tu antiguo jefe y tus compañeros. Al igual que las redes sociales, esta opción te permite crear un momento de interacción donde puedas interesarte por ellos y hablarles un poco sobre ti.
3. Queda con ellos en tu tiempo libre
Las redes sociales están bien, pero verse en la vida real es aún mejor. No hay nada como un almuerzo o unas copas al salir de la oficina para mantener las buenas relaciones con tu jefe y tus compañeros de prácticas. Una conversación informal y relajada siempre será más sutil que un mensaje en LinkedIn si lo que te interesa es comentar las novedades de tu vida profesional.
Los eventos de empresa también te ofrecen la posibilidad de volver a ver a tus antiguos compañeros. Si sabes que la compañía donde hiciste las prácticas está organizando una conferencia o va a presentar un nuevo producto en una feria internacional, no dudes en pasarte a saludar.
Cuidado con las malas costumbres
El principio de la red de contactos profesional implica un intercambio en el que cada interesado tiene algo que ofrecer. Antes de volver a contactar con tu antiguo jefe o tus compañeros, pregúntate qué puedes aportarles. Si solo los llamas cuando necesitas pedirles un favor, lo más probable es que acaben por cansarse de esta relación unilateral y te manden a paseo. Aprovecha cualquier oportunidad para mantener el contacto y ofrecer algo a cambio, ya se trate de un cumpleaños, un año nuevo, un cambio de trabajo, un artículo interesante, una oferta de trabajo, una novedad en tu vida profesional… Si quieres que la relación funcione, deberás participar activamente en ella.
Una última advertencia: evita cualquier acción que pueda poner en entredicho la reputación de tu antiguo jefe. Si gracias a él has conseguido una entrevista con uno de sus contactos, sé puntual y muéstrate a la altura de la confianza que ha depositado en ti, pero no hables en su nombre ni llames de su parte a menos que te haya dado permiso explícito para hacerlo. En pocas palabras: respeta siempre el código de conducta del networking.
Como has podido comprobar, el proceso de creación de contactos comienza en cuanto pones un pie en tu empresa de prácticas. Tu red te será útil a lo largo de toda tu vida profesional, así que trátala con mucho respeto. Puede que algún día seas tú quien eche una mano a un practicante gracias a uno de tus contactos. Una buena relación con tus compañeros siempre ofrece muchas ventajas, ya sea a nivel profesional o personal, así que procura no olvidarte de ellos una vez que termines tus prácticas. ¡No tienes nada que perder!
Fuente: Welcometothejungle.com
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