Comenzar una práctica laboral es uno de los momentos más importantes en la vida de un estudiante o recién titulado. Es la primera experiencia real en el mundo del trabajo, la instancia donde se construye reputación, red de contactos y las bases de una futura empleabilidad. Por eso, existen ciertos errores que es mejor evitar desde el inicio para proyectar una imagen sólida, responsable y profesional.

A continuación, te presentamos los errores más comunes que pueden perjudicar tu desempeño y cómo evitarlos.

 

1. Llegar tarde o sin justificar los retrasos

La puntualidad es uno de los pilares de la vida laboral. Cuando llegas tarde sin avisar, no solo interrumpes la dinámica del equipo: también envías una señal de falta de compromiso. En una práctica, cada minuto cuenta, porque estás demostrando tu nivel de responsabilidad.

Si enfrentas un imprevisto —un problema de transporte, una emergencia familiar o una complicación personal— es fundamental comunicarlo con anticipación y explicar lo ocurrido. Mostrar transparencia y respeto por el tiempo de los demás genera confianza y demuestra madurez profesional.

 

2. No preguntar por miedo a quedar mal

Muchos practicantes creen que preguntar demasiado puede dar la impresión de que no entienden o no son capaces. Pero la realidad es exactamente la contraria: quien pregunta demuestra interés, ganas de aprender y compromiso con hacer bien las cosas.

En una práctica nadie espera que lo sepas todo. Las dudas que se aclaran a tiempo evitan errores mayores y muestran que estás involucrado con tus tareas. Preguntar también ayuda a comprender mejor los procesos, conocer el funcionamiento de la organización y fortalecer tu aprendizaje.

Recuerda: improvisar o asumir puede llevarte a cometer fallas que sí afectarán tu evaluación final.

 

3. No mostrar iniciativa

Uno de los errores más frecuentes es limitarse únicamente a cumplir lo que te piden. Si bien las tareas asignadas son tu prioridad, quedarte esperando instrucciones para todo puede hacer que pases desapercibido.

Mostrar iniciativa significa ofrecer apoyo adicional, proponer ideas, participar en reuniones cuando corresponda y demostrar interés por comprender el contexto del área. Los supervisores valoran a quienes van un paso más allá y buscan oportunidades para aportar.

Esta actitud puede marcar la diferencia entre una práctica que solo cumples y una práctica que se transforma en una puerta para nuevas oportunidades.

 

4. Usar el celular de forma inapropiada

En un entorno laboral, el uso excesivo del celular puede generar una mala impresión inmediata. Revisarlo constantemente denota distracción, falta de concentración y poco interés por las tareas asignadas.

Si necesitas usar el teléfono por motivos personales o académicos, es importante hacerlo en tiempos adecuados y comunicarlo, si corresponde. Mantener un uso responsable del celular habla de tu profesionalismo y respeto por el ambiente de trabajo.

Además, desconectarte te permitirá aprender más, integrarte mejor al equipo y aprovechar al máximo tu experiencia.

 

5. Tomar una actitud poco profesional

Tu comportamiento es observado constantemente, incluso cuando no lo notas. Actitudes como participar en chismes, tener conflictos, usar un lenguaje demasiado informal o actuar con exceso de confianza pueden afectar negativamente tu imagen.

Ser profesional implica cuidar la comunicación, respetar a tus compañeros, ser empático, mantener una actitud positiva y adaptarte a las dinámicas del equipo. La práctica es una vitrina que revela tu carácter y tu potencial como futuro trabajador.

Recuerda: tu reputación comienza a construirse desde el primer día.

 

Tu primera práctica laboral es más que una experiencia: es el punto de partida de tu desarrollo profesional. Evitar estos errores, mantener una actitud abierta al aprendizaje y mostrar tu compromiso puede marcar la diferencia entre una práctica más y una verdadera oportunidad laboral.

Construye tu camino con responsabilidad, interés y profesionalismo. Cada acción cuenta y cada día suma.